sábado, 2 de junio de 2012

Un mundo sin novelas de Mario Vargas Llosa


Reflexión sobre la publicación de 
Mario Vargas Llosa Un mundo sin novelas
por Rodrigo Cerna Chávez 

Definitivamente sufre el ser humano hoy en día una catastrófica derrota, que consiste en una cuantiosa pérdida cultural del hábito de la lectura. Factores en ello son múltiples; desde una sumisión suprema al muy agitado y forzado estilo de vida repleto de problemáticas y compromisos laborales y sociales, hasta la pura y diabólica decisión de repudio y abstinencia.
Derrota como tal no ha existido con anterioridad, puesto que el psique humano al prescindir del contacto literario finaliza por contraerse y reducirse a un ínfimo estado de profunda mediocridad y egoísmo.
El relegar la lectura ante otras supuestas, banales y superficiales prioridades es equiparable a una lenta y silenciosa muerte; un atentado, un suicido cometido por el propio ser humano sin darse cuenta de ello. 
Como bien lo establece Vargas Llosa: “Ese sentimiento de pertenencia a la colectividad humana a través del tiempo y el espacio es el más alto logro de la cultura y nada contribuye tanto a renovarlo en cada generación como la literatura”. (Vargas Llosa, p.39).
Por ende, quien se decide por semejante y bárbara opción destierra a su propio pensamiento crítico, sin lugar a dudas un medio imprescindible en el proceso de descubrimiento, aceptación y respeto por diversas expresiones culturales del mundo.
No solamente  la cultura se atrofia, sino también la ética y la moral. Porque, ¿cómo es posible respetar y cooperar con el prójimo si no se cuentan con los medios para su inicial comprensión? Todo ello resulta en un rompimiento de las relaciones humanas, de la paz y de los valores.
Es bien sabido que la literatura nutre, cultiva, desarrolla e incrementa el intelecto humano al descubrir y explorar mundos inimaginables a través de sus pulcras y límpidas páginas. También permite un fomento en las relaciones sociales civilizadas basadas en la razón y en los valores. En relación a lo anterior, Vargas Llosa escribe: 
“Una persona que no lee, que lee poco, o lee sólo basura, puede hablar mucho pero  dirá siempre pocas cosas, porque dispone de un repertorio mínimo y deficiente de vocablos para expresarse. No es sólo una limitación verbal; es, al mismo tiempo, una limitación intelectual y de horizonte imaginario (...)”. (Vargas Llosa, p.40).
Evidente es que la literatura funciona como transporte hacia un mundo inmortal y atemporal, donde el lector se siente cómodo, fascinado y finalmente feliz. Se trata de un universo apaciguado y lleno de pasión que invita y enfrasca a la población a vivir una experiencia de formación educativa y crítica a través de una interesante historia.
Constituye por ende una muestra de un mundo idealizado, un repudio a la injusta realidad que el ser humano ha edificado, una facción de rebeldía y manifiesto, un llamado mismo hacia la acción y la crítica social.
No obstante, es posible todavía lograr un verdadero cambio al regresar a la literatura por simple gusto, y como mentor sobre el mundo al que se pertenece. Finalmente, una notable reflexión concluyente de Vargas Llosa: “Hay que leer los buenos libros, e incitar y enseñar a leer a los que vienen detrás -en las familias y en las aulas, en los medios y en todas las instancias de la vida común- como un quehacer imprescindible, porque él impregna y enriquece a todos los demás”. (Vargas Llosa, p.44).
Bibliografía
  • Vargas Llosa, M. (Octubre, 2000). Un mundo sin novelas. Letras libres, extemporáneos Octubre.

1 comentario:

  1. Que bien escribes Rodrigo! Es un verdadero placer leerte!
    Creo que dejar de leer equivaldría a dejar de imaginar y por ende, a dejar de crear. Un mundo en el que los niños, en el sentido metafórico de la palabra, ya no existirían; donde nuestro devenir sería mecánico por falta de inspiración y de posibilidades. Como bien lo dice Wittgenstein "The limits of your language are the limits of your world"

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