jueves, 7 de junio de 2012

El cine de autor como vía de análisis cultural de Lauro Zavala


Reflexión sobre la publicación de 
Lauro Zavala El cine de autor como vía de análisis cultural
Desde sus comienzos, los productos de la industria cinematográfica han sido una vía de huida de la sociedad respecto a su realidad. En un inicio, a través de cortos documentales que mostraban mundos lejanos, ajenos e inexplorados que estallaban la imaginación y el júbilo de los espectadores.
Paulatinamente el sistema evolucionó en la dramatización de la realidad, su modificación y finalmente el surgimiento de la ficción, la fantasía y el propósito de entretenimiento. Dentro de la nueva concepción de la industria cinematográfica como proveedora de entretenimiento, destacan los filmes americanos con sede en la naciente Hollywood.
No obstante, personalmente sostengo que la evolución del cine americano -al menos en términos de guión- se encuentra en picada desde hace ya un par de décadas. Absolutamente nadie podrá debatir que el avance tecnológico -tercera dimensión, alta definición, espectaculares y realistas efectos especiales- ha sido significativo y favorable para la industria cinematográfica, ni rechazar que las corporaciones estadounidenses cuentan con la mejor tecnología de punta en términos internacionales.
Naturalmente habrá una infinidad de excepciones en términos de buen cine para múltiples películas americanas, pero está latente que el mercado de dicho país posee una postura con una mayor pendiente hacia la cinematografía comercial.
Inclusive en términos burdos, algunos cineastas -y algunos otros lectores- compartirán con mi persona que prácticamente la gran separación de la industria cinematográfica se divide en dos: el cine americano (comercial), y el resto del cine (de autor o independiente).
Lógicamente existen múltiples divisiones y taxonomías más precisas y coherentes que la anterior, pero básicamente es una idea que sirve de introducción y familiarización.
¿Cómo es en términos generales el cine americano? Esencialmente se trata de filmes con poca o nula solidez en términos de historia, guión y desarrollo psicológico de los personajes; debido a que se trata mayoritariamente de cinematografías comerciales, al parecer lo más importante consiste en la demostración del poderío tecnológico.
Se trata entonces de historias muy predecibles, sosas, vulgares, insípidas y, especialmente, simples. La finalidad no es la reflexión ni la retroalimentación, sino simplemente el entretenimiento. Generalmente se vislumbra una ausencia de arte o simbolismo, puesto que se trata de películas que responden a géneros de acción y aventura que son tremendamente veloces en la proyección y contrarios al detallismo visual.
Retornando a la descripción predecible de los filmes americanos, es entera y puramente aplicable el arquetipo de El viaje del héroe, el cual se puede sintetizar de la siguiente manera: un personaje principal con ciertas características, quien debe realizar cierta travesía para conseguir algún objetivo en particular valiéndose de aliados y enemigos a lo largo del camino, para finalmente ponerse a prueba, superar la adversidad -o maldad- y regresar triunfante y vanagloriado. Quizá es posible agregar la clásica frase de cierre que ha trascendido a la inmortalidad gracias a los cuentos infantiles -especialmente de Walt Disney-: “...y vivieron felices para siempre.FIN”.
A diferencia del cine de autor, donde se pretende invitar al pensamiento, la deliberación y la reflexión para finalmente configurar e iniciar con una nueva perspectiva de la realidad, como bien lo relata el autor: “es capaz de comunicar una experiencia significativa del director, desafiando los esquemas de todo aquél que se enfrenta a sus películas”. (Zavala, 2009, p.36).
Es interesante analizar la evidente pregunta, ¿para quién está dirigido el cine comercial americano? Lógicamente en principio está destinado para el público estadounidense, pero generalmente también para el público internacional. 
Por lo tanto, ¿qué muestra la industria cinematográfica comercial americana en referencia a su cultura y estilo de vida? Se muestra a una sociedad beligerante, conquistadora, hegemónica, y en supremacía que al parecer se ha cansado de salir victoriosa en los conflictos de la realidad por lo que ha decidido la conquista absoluta en la ficción de la cinematografía; se trata entonces de una cultura con un profundo y latente rechazo y temor a la muerte, ya que generalmente sus finales son completamente felices y utópicos, donde los conflictos siempre se resuelven favorablemente.
Es posible fundamentar que en la actualidad la sociedad se encuentra únicamente consternada por sí misma, como lo defiende Zavala: “las características de nuestro tiempo las inequívocas huellas de una cultura narcisista, que se mira a sí misma como su propio ideal (...). Se trata así de un endémico debilitamiento del nexo entre el yo y el otro, debido a que el sujeto se concibe a sí mismo como su propio ideal”. (Zavala, 2009, p.39 y 40).
Lo anterior demuestra la tendencia de las sociedades en volverse individualistas, pero no en el clásico significado atribuido a la generación de una identidad que permite discernir y distinguir entre los demás, sino debe entenderse como un desplazamiento consciente del medio hacia un nivel inferior del nuevo yo constituido como un supremo ideal de referencia, de una concentración en lo personal como lo universalmente válido y verdadero.
Propiamente establecido, el narcisismo representa una rebeldía y oposición ante cualquier autoridad, ya que sus principios derivan de la concepción idealizada del yo. Como bien lo describe el autor: “Cuando nos concebimos solos, como si fuésemos nuestro propio Ideal, nos condenamos a la perpetua desazón”.  (Zavala, 2009, p.56).

Bibliografía

  • Zavala, L. (2010). Celuloide posmoderno: El cine de autor como vía de análisis cultural. México: UAMX.


1 comentario:

  1. Uff Rodrigo! Me hiciste pensar mucho en lo que significa el cine como proyección ya no del individuo, sino de la masa social. Si cada vez hay más gente que va al cine a ver "lo que le pongan" y cada vez más se pierde el hábito de cuestionar lo que visualmente consumimos ¿Significa entonces que estamos condenándonos a nuestra desazón como dice Zaval? Es decir ¿La masa se está volviendo un gran individuo en donde la posibilidad de ser diferente, de dicernir, no cabe? ¿Por qué está sucediendo esto? ¿ Por qué esta pereza más que vista a cuestionar las cosas? Pareciese como si empezaramos a vivir la película de 1984 de Orwell, donde "Los miembros "externos" constituyen la burocracia del aparato estatal (de ahí la necesidad de la estricta vigilancia), viven sometidos a un control asfixiante y a una propaganda alienante que los desmoraliza y les impide pensar críticamente. El estado suprime todo derecho y los condena a una existencia poco más que miserable, con riesgo de perder la vida o sufrir vejámenes espantosos si no demostrasen suficiente fidelidad y adhesión a la causa nacional. Para ello se organizan numerosas manifestaciones donde se requiere la participación activa de los miembros, gritando las consignas favorables al partido, vociferando contra los supuestos traidores, dando rienda suelta al más desaforado fanatismo. Sólo con fervor fanático se puede escapar a la omnipresente vigilancia de la policía del pensamiento." (Wikipedia http://es.wikipedia.org/wiki/1984_%28novela%29) Es como si comenzaramos a vivir en un totalitarismo cultural pero no vemos quién es el tirano.

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