Reporte de lectura: Ray Bradbury Fahrenheit 451
por Rodrigo Cerna Chávez
Sinopsis
Guy Montag, habitante de un mundo futurista postliterario donde la mayor parte de los libros ha sido prohibida, es parte del Departamento de Bomberos. Sin embargo, en su época los bomberos no se encargan de sofocar los incendios, sino de provocarlos en edificios cuyos residentes osen en poseer libros y por ende en leerlos. Cuando Montag conoce a la excéntrica Clarisse, comenzará la interna batalla de cuestionamiento personal y destrucción de los paradigmas y arquetipos que la sociedad ha logrado imponer.
Crítica
Maravillosamente Bradbury presenta una impecable obra donde retrata las corrientes filosóficas y el pensamiento posterior a la Segunda Guerra Mundial, distinguiéndose corrientes posmodernistas como el existencialismo y ciertos tintes de futurismo de principios del siglo XX.
Se observa una incesante desesperación por lo veloz y frenético; se trata de una sociedad somnolienta y esperanzada en el flujo de tiempo, carente de paciencia y rendida a la ansiedad por el desarrollo de eventos y actividades. También es posible distinguir una devota cultura hacia el trabajo como elemento más relevante en la vida de un individuo, y como esfera social puesta ante el resto de las necesidades. Curiosamente uno de los personajes de la obra, el Capitán Beatty, sostiene un diálogo referente: “Debes comprender que nuestra civilización, tan vasta, no permite minorías. ¿Qué queremos en este país por encima de todo? Ser felices, ¿no es verdad? Quiero ser feliz, dicen todos. Bueno, ¿no lo son? (...) Para eso vivimos, ¿no es así?, para el placer, para la excitación”. (Bradbury, 2000, p.74).
El pensamiento posmodernista destaca por una constante mentalidad de crisis, inseguridad y aislamiento social, como producto de los trágicos e inhumanos sucesos de la Segunda Guerra Mundial. Una etapa donde el ser humano se siente desorientado y desamparado, carente de la supuesta omnipresencia en la vida humana que imperaba en el modernismo. Como bien se establece: “Esta sensación de crisis deriva con frecuencia de los resultados inesperados de acontecimientos cuyo origen conocemos y cuya significación nos parecía clara, pero que al final han experimentado una profunda metamorfosis”. (Artehistoria, s.f.).
Naturalmente como ya antes había sido puesto en manifiesto, se percibe cierta ligereza de futurismo en la obra de Bradbury; destacables y notables elementos como un rechazo al pasado (quema de libros, renuncia al sistema educativo literario), cierta cultura ajena a la humanidad, y una concepción prematura sobre el pensamiento adelantado a la época, ya que en principio dicha corriente establece lo siguiente: “El futurismo fue llamado así por su intención de romper absolutamente con el arte del pasado. Quieren crear un arte nuevo, acorde con la mentalidad moderna, los nuevos tiempos y las nuevas necesidades. Para ello toma como modelo las máquinas y sus principales atributos: la fuerza, la rapidez, la velocidad, la energía, el movimiento y la deshumanización”. (ArteEspaña, 2005).
En referencia a la descripción del pensamiento de la época, se constata por medio del siguiente extracto de la obra de Bradbury: “Se abreviaron los años de estudio, se relajó la disciplina, se dejó de lado la historia, la filosofía y el lenguaje. Las letras y la gramática fueron abandonadas, poco a poco, poco a poco, hasta que se las olvidó por completo. La vida es lo inmediato, sólo el trabajo importa. Divertirse, sí, pero después del trabajo. ¿Por qué aprender algo salvo apretar botones, insertar llaves, ajustar tornillos y tuercas?” (Bradbury, 2000, p.70).
El tratamiento de la obra dirigida hacia la advertencia de la masificación de los medios como control absoluto del pensamiento humano y de la nula invitación a la reflexión y el análisis, coincide con una símil descripción de la época actual donde la denominada telecracia ha dominado el mercado, sustituyendo a la lectura como medio de razonamiento e información. Realmente se trata de una predicción muy avanzada para la década de 1950 que sería concebida por Bradbury y compartida a través de una ficción. También es altamente notable su predicción en el ámbito de la tecnología, puesto que la gran mayoría de los artefactos y dispositivos que en la época eran mera imaginación, hoy en día son una realidad cotidiana.
Una excelente cita textual que comunica lo anterior es la siguiente: “Pero en verdad no progresamos hasta que apareció la fotografía. Luego las películas cinematográficas, a principios del siglo veinte. La radio. La televisión. Las cosas comenzaron a ser masa. Y como eran masa, se hicieron más simples. En otro tiempo los libros atraían la atención de unos pocos, aquí, allá, en todas partes. (...) Películas y radios, revistas, libros descendieron hasta convertirse en una pasta de budín”. (Bradbury, 2000, p.69).
Aunque en la presente obra Fahrenheit 451 se presenta un mundo alternativo donde la masificación de los medios y el control absoluto ha desembocado en la renuncia absoluta a la literatura, Vargas Llosa manifestaría en su publicación Un mundo sin novelas una posibilidad quizá más realista de un mundo que ha sucumbido ante un mundo vacío, ignorante y pasivo, producto del desinterés por la lectura, especialmente del género de la novela. Siendo una de las mejores citas textuales:
“Una persona que no lee, que lee poco, o lee sólo basura, puede hablar mucho pero dirá siempre pocas cosas, porque dispone de un repertorio mínimo y deficiente de vocablos para expresarse. No es sólo una limitación verbal; es, al mismo tiempo, una limitación intelectual y de horizonte imaginario (...)”. (Vargas Llosa, p.40).
En relación al existencialismo, es posible realizar una comparación entre el personaje Guy Montag y el Monsieur Mersault de la obra El extranjero de Albert Camus, con quien coincide significativamente Ray Bradbury en ubicación temporal y en corriente filosófica.
Ambos protagonistas se encuentran en un mundo que les es incomprensible y ajeno a su interior, donde no existe cabida alguna para el término del Yo. Se trata de una realidad ante la cual los dos personajes viven en un vacío incómodo, visualizado a través de una concepción muy personalizada, y donde los sentimientos son pasajeros, permaneciendo únicamente placeres y satisfacciones impulsivas. Tal cual como lo expresa Montag en una de sus más famosas líneas: “Es raro, no la extraño. No siento en realidad casi nada de nada. Creo que ni siquiera la muerte de mi mujer podría entristecerme. No está bien. Algo malo me pasa”. (Bradbury, 2000, p.176).
Singularmente, una clara diferencia existente entre ambos personajes, es la trascendencia y el evidente cambio en la psicología de Guy Montag, quien evoluciona desde un existencialismo -específicamente, nihilismo- pasivo hacia uno activo. A diferencia de Mersault, quien no experimenta un cambio radical en apariencia. Se trata de un cambio desde una indiferencia hacia los sentimientos y valores humanos, reflejado en las decisiones tomadas y en los argumentos brindados por el personaje a lo largo de la historia, a una comprensión del escenario que le invita a reflexionar y actuar.
Producto de lo anterior es la siguiente fracción de diálogo de Montag: “Tiene que haber algo en los libros, cosas que no podemos imaginar, para que una mujer se deje quemar viva. Tiene que haber algo. Uno no muere por nada”. (Bradbury, 2000, p.65).
Evidentemente como en la mayoría de las novelas y de los guiones de largometrajes, la historia sigue el inmortal arquetipo de El viaje del héroe como se ilustra a continuación:
- El mundo ordinario: La sociedad posliteraria.
- Llamado a la aventura: El encuentro con Clarisse.
- Rechazo de la llamada: Insistencia de Montag en su deber como bombero.
- El encuentro con el mentor: El incendio de la mujer fanática de los libros, y el primer contacto con Faber.
- Cruzando el primer umbral: La posesión de un libro por parte de Guy.
- Pruebas, aliados y enemigos: El encuentro de Guy con los bomberos y el Capitán Beatty; la relación con su esposa Mildred.
- Aproximación a la guarida del enemigo: El permiso de incineración de su propia vivienda.
- La prueba definitiva: La destrucción del hogar de Montag y su enfrentamiento contra el Capitán Beatty.
- El camino de vuelta: La huida de Guy a casa de Faber.
- La resurrección: El reiterado apoyo de Montag hacia Faber y el intento de restauración de la cultura literaria en la sociedad.
- El retorno con la recompensa: La llegada del protagonista con los intelectuales exiliados.
Opinión
Finalmente es posible sostener que la presente lectura ha permitido a nivel personal generar un análisis y una reflexión trasladada desde la ficción de la novela hacia el contexto histórico del momento, y su evidente trascendencia que puede ser comprobada en el pensamiento actual de la sociedad. La obra constituye una exquisita pieza constructiva del pensamiento crítico que permite extrapolar las situaciones ficticias a una posibilidad que, de hacer caso omiso, podría devenir en una realidad inminente.
Evidentemente es fundamental ser parte del cambio que permita perpetuar una verdadera cultura literaria en las generaciones presentes y en las próximas, ya que de lo contrario la sociedad estaría condenada a repetir la trágica historia de la humanidad y a sucumbir a un oscurantismo absoluto de ignorancia y carencia de progreso de toda índole (ecológico, económico, ético, cultural, social, cívico, político, entre otros). Termino con una de mis citas favoritas de la novela:
“Y pensé en los libros. Y por primera vez comprendí que detrás de cada libro hay un hombre. Un hombre que tuvo que pensarlo. Un hombre que empleó mucho tiempo en llevarlo al papel. Nunca se me había ocurrido. Y a algún hombre le costó quizá una vida entera expresar sus pensamientos, y de pronto llego yo y ¡bum!, y en dos minutos todo ha terminado”. (Bradbury, 2000, p.66).
Bibliografía y referencias
- ArteEspaña. (2005). Futurismo. Recuperado el día jueves 28 de junio de 2012 de la página: http://www.arteespana.com/futurismo.htm
- ArteEspaña. (2008). Posmodernidad. Recuperdo el día jueves 28 de junio de 2012 de la página: http://www.arteespana.com/postmodernidad.htm
- Artehistoria. (s.f.). La mentalidad posmoderna. Recuperado el día jueves 28 de junio de 2012 de la página: http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/3300.htm
- Bradbury, R. (2000). Fahrenheit 451. México: Minotauro.
- Camus, A. (1942). El extranjero. México: UAMX.
- Vargas Llosa, M. (Octubre, 2000). Un mundo sin novelas. Letras libres, extemporáneos Octubre.
Anexos: